lunes, 1 de marzo de 2010

CÓMO RENOVAR LA EDUCACIÓN, ESA VIEJA SEÑORA MALTRATADA

Por Exequiel Siddig y Francisco Yofre
sociedad@miradasalsur.com

Abraham Gak se sienta en el sillón de la librería palermitana y recita con gusto: “Mi mejor experiencia fue trabajar con adolescentes”. A propósito del comienzo de clases y el anuncio de la Nueva Escuela Secundaria por parte del Ministerio de Educación, Miradas al Sur convocó a cuatro representantes de escuelas metropolitanas con diferentes realidades socio-económicas y poblaciones estudiantiles para debatir la problemática escolar de hoy.
Eduardo Guelerman es director general del Ecos, un bachillerato privado de Villa Crespo con ciclo superior preuniversitario, una fuerte formación artística, y preparación en idioma inglés equivalente al nivel de los exámenes de la Universidad de Cambridge.
Jorge Schiavi es director de la Escuela de Educación Media Nº 4, sita en Pompeya. En sus aulas conviven chicos de las villas 1-11-14, Zabaleta y La Salada, entre otras. El embarazo adolescente y los alumnos que portan armas son parte de una realidad en la que se pelea contra la repitencia y la deserción.
El escritor Raúl Isman tiene una larga experiencia como docente de variadas materias de las Ciencias Sociales en el conurbano bonaerense. Trabajó en González Catán, Ciudad Evita, Don Torcuato, Gral. Pacheco y Laferrere, entre otras localidades.
Abraham Gak tiene una amplia trayectoria como economista y educador. Entre 1993 y 2007, fue rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, una de las tres escuelas públicas más prestigiosas de la ciudad de Buenos Aires. Es director del Proyecto Estratégico Plan Fénix de la UBA y el año pasado fue nombrado defensor del Pueblo del Municipio de Morón.
Lo que sigue es la apasionada discusión que los cuatro llevaron a cabo sobre los desafíos de planear una nueva educación argentina.

n EQUIDAD. Sobre si la escuela puede “igualar las desigualdades”.
Abraham Gak: El sistema educativo argentino está atado al proceso de mejora de las condiciones sociales. Una cosa es la realidad, con un 30% de pobreza estructural, con un 10% por ciento de indigencia, con chicos que viven en casas inapropiadas. Y otra cosa es decir que todo chico de 0 a 18 años tiene que ir a la escuela. Hay un mundo de distancia. Hablar de “la nueva escuela secundaria” me parece exagerado; no estamos modificando las bases fundamentales de la escuela. El eje no es la secundaria, sino la falta de igualdad de oportunidades para cada chico. Qué pasa con los jardines maternales, con el jardín de infantes, con la educación especial, con la primaria.
Eduardo Guelerman: El punto es que a veces se le exigen a la escuela cosas imposibles. La escuela no puede igualar desigualdades. Puede ayudar, pero llegamos a un nivel de desigualdad tan grande que tenemos que pensar en escuelas distintas.
Raúl Isman: En los colegios primarios y secundarios salen chicos que casi no saben leer ni escribir. En eso no se diferencian las escuelas públicas de las privadas, ni las pobres de las de categoría. Tanto en colegios caros como en los públicos, los aprueban de cualquier manera. Un chico de clase media en un colegio privado compra su título en cuotas. En ese punto hay igualdad, es un sistema ineficiente. Por más que los docentes ganen poco, termina siendo mucho para el rendimiento que tienen.
Jorge Schiavi: Esto hay que contextualizarlo. Argentina está saliendo de una década donde se dio un proceso de segmentación social profundísimo. Esto estalla hacia el interior de todas las escuelas. Hay colegios para chicos con un cierto sostén económico y, en el otro vértice, la población de nuestras escuelas, o la mía en particular, que se nutre de las Villas 21, 24, Zabaleta, 1-11-14, la Saladita, la Salada. En la Argentina tiene que haber igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Este es el debate: que un pibe que sale de la Villa 21 pueda construir un proyecto de vida para no ser un desocupado, para no estar dentro de una economía informal por fuera de la ley.

n OBJETIVOS. “La escuela hoy debe dar de comer y enseñar”.
AG: El sistema actual es un sistema homogeneizante, todos los chicos llegan a 5º año conociendo lo mínimo. Y eso significa que el que no llega, afuera. Es un sistema expulsor. La concepción
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que acarrea la palabra excelencia, por la cual he discutido enormemente con mis colegas, es que llegan los mejores. La escuela tiene que posibilitarles hacer la universidad, pero no sólo el mundo cambió sino que hay elementos que no existían hace 20 o 30 años. La violencia, las adicciones, la falta de respeto a la autoridad. La escuela hoy tiene que dar de comer y enseñar, ambas cosas, tiene que ser una regla. Porque el objetivo es ayudar a formar un buen ciudadano. No pretender que el chico salga de la secundaria y pueda ir a ocupar un cargo jerárquico. Creo que tiene que tener conocimientos básicos: pensamientos lógicos a través de la matemática; saber comunicarse, que va con lengua; un idioma extranjero y alguna otra cosa más. Tener autoestima, tener capacidad de elaborar sus propios proyectos; tener una mirada crítica sobre la realidad, sobre todo entender el mundo en que vivimos. Esto trae aparejado que el Estado tiene la responsabilidad absoluta de erradicar el trabajo infantil. Hay chicos que desaparecen durante el período de las cosechas porque se van con los padres a trabajar.
EG: Esto que usted está diciendo es totalmente necesario, es básico, pero no puede ser lo único. Hay que exigir y contener. La buena exigencia es un motor. Y es continente. Un país tiene que tratar de tener gente formada que pueda ir a la universidad. En la Argentina cometimos un error: creímos que todo el mundo tenía que ir a la universidad. No es necesario. Pero a la población que puede ir, hay que prepararla para que cuando llegue no se desanime. Que sientan que pueden con la universidad.
JS: Casi ninguno de mis alumnos que provienen de las villas tiene acceso a la universidad. Incluso, se autoexcluyen. Bueno, a ese chico que está en la villa de emergencia le trato de enseñar que no se roba, que él puede tener un proyecto. Pero también tengo que enseñarle al otro chico que creció en un centro de riqueza: “Cuidado, él no es el enemigo: tiene el mismo derecho que vos y tenés que construir junto con él”. Esto es responsabilidad del adulto. A ese pibe le debemos ofrecer una tecnicatura o algo distinto. Lo que se nos juega es que se presenta en la escuela un pibe que viene de una pobreza estructural, por la que hace cuatros generaciones que sus familiares vienen pidiendo un Plan Trabajar. ¡No, qué Plan Trabajar! ¿Qué pasa si con el Estado le ayudo a armar una cooperativa de trabajo?
RI: Si tuviéramos a todos los chicos bien alimentados, igualmente muchos no querrían estudiar. No es tan fácil hacer que esos chicos estén estimulados para trabajar, que tengan como valor la lectura. El diseño de las escuelas medias está hecho en base a otra época. El bachiller preparaba para la Universidad; el Perito Mercantil, para empleado de oficina; y el Industrial, obreros especializados. Hoy son necesarias ofertas de otro tipo, más simples para muchos chicos. Hay chicos que tienen discapacidades leves y van a escuelas comunes y los terminan aprobando de lástima, pero el sistema educativo no tiene una oferta para que hagan una escuela de oficio. Un oficio con el cual puedan tener un trabajo, es necesaria una reforma más profunda.
JS: El actual armado de la escuela secundaria, con sus saberes científicos, ¿resulta significativo para el adolescente? Digo: nuestras escuelas tienen Lengua y Matemáticas, bárbaro. ¿Y por qué no Derechos Humanos y Educación para la Salud? Si en mi escuela tengo embarazos adolescentes de 13 años.
RI: Es habitual que en los colegios de la provincia de Buenos Aires, chicas de 13 y 14 años estén embarazadas.
AG: No exageremos…
RI: Cuando enseñaba en secundarios, no había división que no tuviera cuatro o cinco chicas embarazadas. No recuerdo ningún embarazo durante mi secundaria.
AG: Lo que nunca se supo en el Pellegrini es cuántos abortos hubo...

n LA ESCUELA PARA TODOS. “Amo a mi escuela. Yo la odio.”
AG: El problema de la repitencia y la deserción ya tiene características dramáticas. Es fundamental el seguimiento del chico. Y lógicamente esto supone involucrar a los padres para que ellos también aprovechen la escuela. Yo sostengo una escuela abierta de lunes a lunes, desde la mañana hasta la noche. ¿Por qué? Porque la escuela puede trasformarse en este momento en un ente irradiador de formas de vida. Esto supone un cambio drástico de la mirada docente.
JS: Adhiero y cuento un caso. El 17 de febrero, una familia vino a la escuela no sólo a traerme a sus hijos, sino a pedirme una casilla y una heladera. No es que la escuela le tiene que proveer esas cosas, pero es el lugar donde la familia puede expresar una necesidad. Lo importante es poder armar redes en las que participen Desarrollo Social, Niñez, centros culturales, organizaciones barriales, iglesias de distintos credos. Un pibe debe estar contenido las 24 horas, los 365 días del año y de lunes a lunes. La escuela necesita estar abierta siempre, porque los sábados y domingos quiero que en la escuela haya un club de jóvenes, quiero un micro que lleve a los pibes al teatro y que coman una pizza en el centro.
EG: El colegio tiene que ser el lugar donde los chicos encuentren la posibilidad de desarrollar sus intereses, su vocación. La escuela, más que una orientación artística, tiene que acercarlos al arte para que todos lo puedan hacer. Porque el que va a ser ingeniero tiene que haber tenido la posibilidad de actuar, tocar la guitarra y de cantar. Esa es una buena idea de bachillerato, volver a una formación general que permita a lo chicos la posibilidad de desarrollar el área según sus intereses. Pero para eso hay que acercarlos y motivarlos, que descubran su potencialidad. Porque convengamos en esto: todos los pibes son altamente creativos, todos, no me interesa el sector social del cual provengan. El trabajo de la escuela está en poder detectar esa potencia.
AG: Cada chico es un mundo, cada chico es diferente, entonces lograr eso es un esfuerzo fenomenal; no tiene por qué enseñar una escuela lo mismo que la otra. Tiene que adaptarse al medio en que está, tiene que vincularse al medio, a los intereses. La escuela enseña dentro y fuera de su mundo.

n DOCENTES . “Una profesión insalubre.”
–La creencia generalizada indica que respecto de otras generaciones el docente está menos preparado para lidiar con lo estudiantes de hoy. ¿Cómo se elige a los maestros?
RI: En las escuelas públicas hay un nivel de impersonalidad total en la selección de los docentes porque en la provincia se elige por lo que se llama Acto Público. Por ahí hay un curso muy delicado, que exigiría un docente bien preparado, y quizá le toca el cargo a aquel que ni siquiera tiene un título.
AG: En los siete años de este gobierno ha habido dos cosas que me parecen muy significativas y que con el tiempo debería producir resultados. Una es la mejoría en la retribución, en los sueldos. La otra cuestión es la jubilación de los docentes. El trabajo docente, sobre todo en las secundarias, es un trabajo con grandes dificultades. Por eso hay un porcentaje más alto de docentes con problemas mentales que en ninguna otra profesión; es casi una profesión insalubre si se la desarrolla durante largos años. Durante mucho tiempo, si pasabas a retiro a un docente que estaba en edad de jubilarse, lo condenabas a una miseria de 800 pesos. Donde hay que trabajar fuerte es en los institutos de formación docente, que hay más de mil en la Argentina. Para dar una idea, en Francia hay 250. Ahora, si vos elegís cuáles cumplen realmente el requisito, reducís enormemente esa cantidad.
JS: Hay que hacer una reforma integral para formar a los docentes que tienen que enseñar en esta reforma de la escuela secundaria. Hay que generar los espacios hacia el interior de la escuela para debatir entre los docentes sus experiencias, trabajando en parejas pedagógicas, reflexionar constantemente.
EG: Justamente hablar de los docentes es hablar del corazón de la escuela. En el Ecos hemos puesto un acento enorme en cuidar el equipo docente porque una vez que el docente es parte de la realidad cotidiana del colegio, enriquece las propuestas. Uno puede tomar grandes decisiones de cómo se van a hacer las cosas, pero si no son consensuadas y elaboradas con los docentes, no sirven para nada porque no se llevan adelante en el aula. La carrera docente está siendo jerarquizada, nuevamente. Eso es bueno, pero va a llevar un tiempo.
RI: Hay dos tipos de docente. Los que están comprometidos con el trabajo y la transmisión del conocimiento, por el amor que sienten por los estudiantes. Y los que perdieron la posibilidad de trabajar en su profesión y “tomaron horas”, que estudiaron un terciario para no ser obreras u obreros. Un “ganapán”, diría David Viñas. Entre esos dos polos de docencia hay varios que están entre los primeros y el sistema los fue transformando en parte del segundo.
AG: Primero, la escuela no es monopolio de los docentes, es una tarea interdisciplinaria. No concibo una escuela que no tenga un apoyo de psicólogos, sociólogos y trabajadores sociales. Uno de los problemas son las tutorías. ¿Qué pasa? Te nombran un tutor, te dan dos horas más y arréglatelas. Esa no es la solución, la tutoría requiera de una especialización, requiere que el docente haga un curso especial, requiere un programa y trabajadores sociales que sepan qué pasa con cada chico.
RI: Los padres son muchas veces un problema en los colegios medios y no una solución. Voy a ser un predicador jodido: los padres van a la escuela a quejarse de los profesores que exigen. Hay toda una presión social para aprobar de cualquier manera, para que los logros se den sin esfuerzo. Las escuelas medias son una fábrica de chicos que no tuvieron las herramientas imprescindibles para desarrollarse.
JS: No podemos generalizar sobre una experiencia. Igual, pensemos esto: recibo un niño preadolescente de trece años que se va haciendo un hombre o una mujer de 18. En América Latina, el adolescente está dentro de los grupos etarios de mayor riesgo. ¿Por qué no nos preguntamos sobre la gente que egresó de la UBA y cambió ocho veces de carrera? Nadie la ayudó a elegir. No sé si me comprenden, pero ésta es la función de la escuela secundaria. Hablo de resignificar al docente hacia el interior de la escuela para ayudar a construir al adolescente su proyecto de vida.

n Repitencia y deserción. Prohibido (hacer) repetir.
AG: La repitencia es antesala de la deserción. ¿Por qué ocuparse en noviembre del chico que se lleva ocho materias si ya está mal en marzo? Tenés que tener un equipo interdisciplinario que analice donde está el botón para que ese chico cambie. No son muchas las horas que les tienen que dedicar. Ahora, si vos tenés un equipo permanente de psicólogos y trabajadores sociales que conocen qué pasa en la casa de cada uno, vos tenés la mitad de la batalla ganada.
EG: Usted habla del acompañamiento que se hace del proceso educativo del chico.
AG: ¡Pero lógico! Hay que acompañarlo permanentemente.
JS: Hay que acompañar al docente para que pueda acompañar al chico. Tiene que haber un equipo interdisciplinario.
AG: Personalmente, anularía la repitencia.
EG: Es un tema complejo. Es cierto que se pierde mucho cuando un chico se lleva tres materias y pierde todo el año. Lo que no me queda claro es cómo resolverlo. Por ejemplo, un modelo es Estados Unidos, donde los chicos cursan materias, así nadie repite. Pero no tienen divisiones y eso es una contra social muy importante, porque no genera vínculos. Ahora, en Argentina para que no haya repitencia se plantea flexibilizar. No quiero llegar a que pasen de año por pasar de año. Ahora, tratar de que no queden afuera del sistema, estoy de acuerdo.
RI: No soy partidario de situaciones arbitrarias pero de dónde van a estudiar los chicos si se cae la exigencia de aprobar x cantidad de materias para poder pasar de año. Además voy a plantear algo desde el lugar del tipo jodido que tira una piedra: la no repitencia está instalada, en los colegios primarios no se puede hacer repetir a nadie. Los docentes tienen cada nivel de engorro para mandar a un chico a examen que lo hacen pasar de cualquier manera. Y me hago cargo de lo que digo.
JS: Empezó la discusión. Digo, un pibe fracasa: ¿la escuela no se pregunta porqué fracasa? ¿Quién fracasó, el pibe o la escuela? Estamos muy instalados en que el pibe es el que repite. Pero hagámonos una pregunta distinta: ¿el pibe aprendió? Cada pibe tiene un momento de construcción, los pibes están atravesados por mil quinientas circunstancias. Ese día o ese año no pudo adquirir los conocimientos de lengua, biología o matemática. Pero es una persona brillante, que en ese momento estuvo apurado por alguna otra cuestión. Entonces, ¿por qué lo hago repetir? ¿No le puedo armar otro trayecto especial para que siga construyendo?
EG: Salvo que eso implique que a los chicos les pidas menos logros académicos.
J.S.: No, no, no, no.
EG: Por eso, no es “fracasé yo o fracasó el chico”. En todo caso, cuando alguien no logra su objetivo hay un fracaso compartido y habrá que ver qué pasa…
JS: Es imprescindible tener un psicólogo que advierta a tiempo que el pibe viene de una situación de violencia familiar, o que lo violaron durante todo el día. Esto se ve a diario en las escuelas. Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande, armar un equipo para que ese pibe pueda seguir sosteniendo la escuela. No fue su momento, vamos a respetarlo, y a trabajar con el equipo y el docente para destrabar esta situación tan compleja.
AG: Comparto eso plenamente, por tres cosas. Primero, no tiene sentido que un chico tenga que cursar nuevamente de la misma manera –porque no se la van a cambiar– una materia que reprobó el año anterior. Es más, se puede dar el caso que fracase en materias que aprobó antes. Segundo, ¿dónde está escrito que el año lectivo termina el 21 de diciembre? Tercero, ¿por qué tengo que condenar a un chico que le va mal a mirar desde abajo a sus compañeros desde un curso inferior, sintiéndose un fracasado? ¿Por qué razón no puede ese chico pasar de grado, y en contraturno o con especialistas, en un sistema no formal, terminar con las asignaturas que debe?
JS: Permitime. Si repitió por biología, lengua y matemática, pero es brillante en estética, si es un León Gieco… ¿Lo tiene que dar de nuevo? ¡No! Ese Gieco, que es brillante, tiene que ser un ejemplo multiplicador para otros pibes.

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