jueves, 9 de septiembre de 2010

EL CINE Y NUESTRA INDEPENDENCIA

En pocos días más Chile celebrará su segundo centenario desde la formación de su primer gobierno y posterior independencia. Así como en otros aspectos, esta es una buena ocasión para recordar y realizar un balance acerca de los hechos de nuestra independencia llevados a la pantalla grande en la cinematografía nacional o extranjera.
El inicio de la mayoría de las cinematografías nacionales a sido a través del género histórico. En Francia, en 1897 Georges Hatot filmó por encargo de los hermanos Lumière las primeras reconsti-tuciones históricas, "Robespierre", "Marat" y "Charles XII" entre otras. En 1898 Georges Meliès realizó "El proceso Dreyfus". En 1914, en Italia se rodó "Cabiria" dirigida por Giovanni Pastrone. En los Estados Unidos David Wark Griffith filmó "El Nacimiento de una Nación" y en 1916 "Intolerancia". Mas adelante y con el correr de los años estos y otros países continuarían utilizando SUS hechos históricos como elementos dramáticos, según la visión de cada director, para sus realizaciones.

EL CINE Y NUESTRA INDEPENDENCIA

En nuestro país una evidencia salta a la vista: existen muy pocas películas inspiradas en hechos históricos nacionales y sólo TRES basadas en el período de nuestra Independencia y todas tienen como personaje central la figura de Manuel Rodríguez, el legendario guerrillero.
El primer film titulado "Manuel Rodríguez" se realizó en 1910 y fue dirigido por el conocido profesor de declamación y veterano de la Guerra del Pacífico, don Adolfo Urzúa Rosas (1864-1937), por encargo de la Compañía Cinematográfica del Pacífico. Fue, además, la primera película argumental chilena. Poco se sabe de esta producción, basada en la obra "Durante la Reconquista" de Alberto Blest Gana, y que fue estrenada el 10 de septiembre de 1910 en el Teatro Unión Central de la capital. Según una crónica de Antonio Acevedo Hernández, autor teatral y también director del cine chileno, la cinta tuvo como protagonista a Nicanor de la Sotta en el rol de Manuel Rodríguez, acompañándole en los papeles secundarios, actores como Francisco A. Ramírez, Filomena Flores y Carlos Prats. La prensa de la época asegura que tuvo "mucho éxito", pero no agrega nada mas.
"Manuel Rodríguez", la segunda producción, se rodó en 1920 y fue dirigida por el actor y director argentino Arturo Mario. Se estrenó en Santiago el 18 de mayo de 1920 en el Teatro Alhambra y también tuvo una buena acogida de parte del público nacional. Estaba protagonizada por el conocido actor y poeta Pedro Sienna. En los roles secundarios participaron María Padin, Isidora Reyé, Aurora Salas, Clara Pérez, Arturo Mario, Nicanor de la Sotta y Juan Pérez Berrocal, como el bandido Neira.
El relato constaba de 8 episodios en 1.900 metros de película. Entre ellos se destacan el fusilamiento del Capitán San Bruno, algunas anécdotas del popular guerrillero chileno y la actuación del bandido Neira. Los titulos intercalados entre las escenas fueron escritos en versos por Pedro Sienna.
Su realización requirió una gran labor de contenido histórico, los uniformes militares y armamentos fueron confeccionados a partir de los modelos proporcionados por el Museo Histórico Nacional y los trajes civiles fueron tomados del Album Geográfico de Chile del sabio francés Claudio de Gay. Además, por primera vez, se construyó un decorado real que representaba la fachada de la antigua Catedral de Santiago.

Pero sin duda la versión que tuvo mayor éxito fue "El Húsar de la Muerte" de 1925, la tercera película sobre Manuel Rodríguez. Realizada y protagonizada por Pedro Sienna en el rol del guerrillero, hoy pertenece a los clásicos del cine chileno y es catalogada como una de las obras fílmicas más interesante e importante de nuestra cinematografía. Se estrenó el 24 de noviembre de 1925 en los teatros Brasil, Septiembre, Esmeralda y O'Higgins.
La trama gira en torno a las conocidas y populares correrías y episodios vividas por el guerrillero patriota durante el período más difícil de la lucha por nuestra independencia, la Reconquista. Cinematográficamente, la cinta es de una vigencia desconcertante, a pesar de su mudez y de su antigüedad. El lenguaje audiovisual utilizado por Sienna es de una calidad y de una expresión visual tan moderna que en ningún caso desmerece a los ojos del espectador del siglo XXI.
De una hora aproximada de duración, las secuencias se alternan mezclando la acción, con lo cómico y lo trágico.
Esta película es la única del período mudo del cine chileno que aún puede verse gracias a un gran trabajo de conservación patrimonial que se hizo al restaurarla en 1963 en el Departamento de Cine Experimental de la Universidad de Chile bajo la dirección del cineasta Sergio Bravo. Mas tarde, la Cinemateca de la misma casa de estudios, le incorporó música incidental concebida especialmente por el compositor Sergio Ortega. En 1996 se realizó un nuevo trabajo de restauración por encargo del Ministerio de Educación y se musicalizó con la obra compuesta por el músico Horacio Salinas.
Fue declarada “Monumento Histórico” por Decreto N° 742 del Ministerio de Educación de 13 de julio de 1998.


EN ARGENTINA


Algunos de nuestros episodios históricos de la Independencia de Chile sirvieron de inspiración a la cinematografía de la república argentina, cuya historia está íntimamente ligada a la nuestra. En 1913 el director italiano Mario Gallo (1878-1945) realizó "La Batalla de Maipú" con la actuacion estelar de Enrique de Rosas.

El director Leopoldo Torre-Nilsson realizó en 1969 el film "El Santo de la Espada" que narra una parte de la vida militar del prócer José de San Martín abordando su importante actuación en el proceso de liberación de nuestro país. En esta obra actúan Alfredo Alcón como San Martín y Lautaro Murúa, actor chileno avencindado en Argentina, como Bernardo O'Higgins.


PROYECTOS ABANDONADOS


Muchas producciones de ficción de corte histórico se prepararon para ser rodadas en nuestro país y quedaron, desgraciadamente en etapa de proyecto, abandonados por distintas razones, principalmente económicas.
En los años 50 un proyecto de realización cinematográfica sobre la Independencia, tenía a Humphrey Bogart como intérprete de Bernardo O'Higgins. Algunos censores se alzaron contra la idea de que el Padre de la Patria fuera encarnado por un extranjero, se quiso supervisar el guión para cuidar la imágen del Libertador por lo que la idea fue abandonada. Jorge Délano, "Coke" habría aprobado la idea manifestado que Humprhey Bogart era "el único gringo de Hollywood que no tenía cara de gringo".
En 1967, la revista "Ecrán" anunciaba un proyecto fílmico sobre la vida de Manuel Rodríguez que sería protagonizado por el cantante Antonio Prieto. Algunos años más tarde "Chile Films", bajo la dirección de Miguel Littin en 1972 tenía en carpeta el rodaje de dos cintas históricas: "Balmaceda” y un "Manuel Rodríguez" cuya realización estaría a cargo de Patrico Guzmán, y que sería interpretada por Alejandro Cohen, pero la falta de medios obligó a cancelar esos proyectos.
En 1972, nuevamente se intentó llevar a cabo el propósito cinematográfico dedicado al popular guerillero. Esta vez fue Alvaro Covacevic quién lo encabezaba, se titulaba "Manuel Rodríguez, el guerrillero". El rol principal estaría a cargo del actor Marcelo Romo, acompañado por Nelson Villagra como el bandido Neira, Tennynson Ferrada encarnaría a Bernardo O'Higgins, Fernando Bordeau a Marcó del Pont, más Mireya Kulczewski en el papel del amor imposible del guerrilero Rodríguez.


CONCLUSION


Muchos personajes de renombre y talento han sido dejado de lado por el Séptimo Arte chileno, así como sucesos importantes acaecidos en nuestro país. Nuestra historia y la vida política y social chilena son verdaderas minas a explotar. Aunque la película histórica es una empresa ardua, porque recrear una realidad pasada es más difícil que reflejar la realidad que tenemos delante, es siempre importante para un pueblo darle vuelta a la Historia y a su propia historia para encontrar una enseñanza social o política que podemos aplicar a nuestro tiempo. Nuestros cineastas deberían tenerlo en cuenta.


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Juan Carlos García Araya


Londres, 15 de Junio de 2010