miércoles, 13 de enero de 2010

CRISIS CON EL BANCO CENTRAL DE ARGENTINA (Amenaza y oportunidad)

por Raúl Isman.

Docente y escritor argentino.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias.
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.

raulisman@yahoo.com.ar



“Les pido muy humildemente, sin ningún tipo de

aprehensión ni de rencor, que si no supieron gobernar por

lo menos nos dejen gobernar ahora y no sigan poniendo

palos en la rueda. Los que durante dos veces en la corta historia

de la democracia rifaron las reservas del país

y nos dejaron al borde de la disolución nacional, hoy se han erigido en los defensores de las reservas”.

Presidente Cristina Fernández de Kirchner,

refiriéndose a la U.C.R.

Sería imperdonable que el P.J. y el

progresismo permitieran la restauración conservadora.

La oposición “Son los que trabajan para desestabilizar al gobierno.

Lo que ocurre es que no nos estamos rindiendo al sistema.

Llegamos para transformarlo”. Frases de Néstor Kirchner.

"La autonomía del Banco Central es la vaca sagrada del país privatizado". Anónimo popular.



Introducción



Rara vez los veranos en la Argentina resultan apacibles. El del 2010- acunado por el golpismo posmoderno que apareciera sensiblemente el 25 de marzo de 2008- no será la excepción. Pasadas las fiestas findeañeras, en las cuales no fue verificada la amenaza de saqueos prohijados por fuerzas de los arrabales del P.J, la asonada continúa por medio del armado de una crisis en relación con el Banco Central. Mientras la población retoza en las playas, se prepara para desplazarse o simplemente sueño con el paraíso atlántico se reactivo la aviesa campaña golpista cuyo objetivo ya no es in siquiera oculto; que la presidente Cristina Fernández no concluya su mandato. Inclusive lo ha dicho con todas las palabras un legislador radical, la caída antes de tiempo de la mandataria equipararía antiguas limitaciones casi atávicas de la U.C.R con las resultaren equivalente en el P.J. Por si algún desprevenido no lo tiene claro, las fuerzas de la reacción lo han blanqueado en un sinfín de oportunidades.

Digamos a modo de encuadre general un concepto que guía decisivamente el análisis que desplegaremos: la causa fundamental de los infortunios populares es la existencia de un poder económico que somete a los sectores subalternos a explotación, marginación, opresión y más flagelos. Las diversas fuerzas políticas son funcionales o resisten semejante “imperium”. Al matrimonio K se le achaca claramente la dificultad que halla la derecha para licuar su iniciativa política. Es recordado como, en diversas circunstancias históricas, los radicales y otros retoños de la misma familla política entregaron a la derecha ministerios decisivos frente al mínimo revés político. Es que el “pecado” que cometió la mandataria es no someterse a las presiones del poder económico: En efecto, aún en la derrota electoral los K mantuvieron el rumbo consistente en intentar construir un estado con capacidad de intervenir en la economía, alentar la distribución del ingreso, democratizar el acceso a los medios de difusión y continuar la larga lucha contra la impunidad de los crímenes dictatoriales. La oposición, por el contrario, cifra todo su crecimiento en invisibilizar al poder real al cual sirve sin prisa, pero sin pausa. De hecho están parapetados detrás de la muralla de los monopolios mediáticos. Lo dicho no es una cuestión menor. En caso de que las fuerzas opositoras llegaren al gobierno. ¿Pueden hacer algo por el pueblo habida cuenta de su absoluta dependencia con respecto al referido poder real?

Los hechos son por demás conocidos. Un anodino funcionario neoliberal del Banco Central (súbitamente) se convirtió en un resistente por obra y gracia de la tramoya opositora, en realidad los autores del plan. Digamos que Martín Redrado ha sido militante de la dictadura genocida y menemista. Tal vez el error primitivo fuera creer que pudiera servir a una causa opuesta. De Néstor Kirchner puede decirse cualquier cosa; pero no que sea muy eficiente en la búsqueda de aliados. Aún contabilizando la derrota electoral del 28 de junio, mantendría las mayorías parlamentarias si no hubiera sufrido el drenaje de legisladores ingresados por el Frente Para La Victoria. Lo que está sucediendo con el Banco Central puede leerse en los diarios y revistas de los días previos. Para un buen repaso de lo ocurrido pueden consultarse los medios aludidos y recomendamos ver el siguiente video:

http://www.youtube.com/watch?v=gzRvbX-gtOg

Es sabido que la derecha jamás dice cuales son sus verdaderos propósitos.

Cuando dicen calidad institucional, en realidad debe leerse subordinación neocolonial. Cuando dicen consenso, debe interpretarse subordinación de los sectores populares. De modo que trataremos en estas notas de desentrañar lo que sustantivamente se juega en el presente conflicto y alejarnos de lecturas formales y vacías.



Lo que está

en debate y en juego



Existen dos ejes centrales para debatir, además del necesario repudio a las maniobras golpistas, Frente a tales contenidos la mayor parte de las fuerzas opositoras hacen gala de una petrofacialidad que excede toda capacidad de asombro. Ellos son:

a) Deuda externa. Y

b) Autonomía del Banco Central.

La oposición de la Unión Cívica Radical (U.C.R.) y el PRO al decreto presidencial que prescribe destinar una parte de las reservas a un fondo de garantías para el pago de la deuda externa mueve a risa. En efecto, el Pro no es más que una fuerza articulada en íntima relación con la gran internacional del poder globalizado. Para que el país abone su deuda externa son capaces de volverla eterna y comprometer en ello; no sólo las reservas del Banco Central, si no el conjunto de los recursos productivos nacionales más la virginidad de todas las argentinas y el upite de todos los varones pertenecientes a los sectores populares. De modo que en su oposición no los mueve otra cosa que esmerilar al gobierno. Y la U.C.R es la fuerza que, desde el primer gobierno de la actual etapa democrática, saboteó toda investigación seria de la deuda externa; cuando aún era tiempo para tal necesario debate. En efecto, durante en los primeros tiempos de la gestión del doctor Raúl Alfonsín, el diputado y economista radical Raúl Baglini (hoy operador y asesor del vicepresidente golpista Cleto Cobos) abogó de modo militante por el pago de la deuda desde su púlpito en el Congreso Nacional. Repitamos, era en los tiempos en que, dada la cercanía con la dictadura, aún podía discutirse la legitimidad de la pesada carga. Con posteridad, la nueva deuda tomada y agigantada de modo criminal y exponencial durante el Menemato y el De La Ruato (radical, no hay que olvidarlo) volvió, tal vez, imposible la diferenciación entre legitimidad e ilegitimidad de los compromisos externos. El actual gobierno nacional es el primero que bajó el endeudamiento, tomando la totalidad de la actual etapa democrática. En números simples y también en relación al P.B.I. No hay dudas que esta es una de las causas del odio que recibe por parte de tantos abogados, gestores, brujos disfrazados de economistas o simples alcahuetes al servicio de los usureros mundiales que hacen política desde las fuerzas mencionadas. El desendeudamiento no es una medida aislada. Es parte de un modelo económico que busca la reindustrialización del país, la autonomía nacional y revertir la marginación y exclusión de vastos sectores populares. En tal contexto, un país menos sometido a la presión de los organismos de crédito mundiales puede desarrollar más opciones favorables el crecimiento de opciones productivas diversificadas y para el beneficio de nuestro pueblo. Tal vez no han quedado debidamente impresas en la memoria popular las inspecciones coloniales protagonizadas por los funcionarios del F.M.I. durante el gobierno de De La Rua. En tal sentido se vislumbra que la Argentina contemporánea se halla sometida a un clivaje (contradicción) inocultable: aumentar la deuda externa -volviendo al país más vulnerable con respecto a los capitales globalizados- o disminuirla para aumentar la autonomía nacional y poder profundizar el modelo económico industrialista.

La cantinela de la autonomía del Banco Central y el lloriqueo de las instituciones avasalladas por el “pérfido kirchberuismo” merece un breve análisis. Primero lo institucional ¿No es mancillar las instituciones que el vicepresidente electo sea oponente constante a la presidente que el acompañó en la formula? Sin dudas, lo es. Pero los custodios de la virginidad institucional nada dicen. Y es más, le piden al émulo de Judas Iscariote que no abandone el lugar que usurpa para sacar ventajas en hipotéticos nuevos desempates. ¿Llegará a competir por la presidencia en el 2011 mientras es el vice de un gobierno al que combate? La calidad institucional La U.C.R, el PRO y el peronismo derechoso se la pasan por las asentaderas. Igual que en el caso de la visita del funcionario de los EE.UU. Arturo Valenzuela, quién realizó una presión indefendible. La oposición en pleno… se calló la boca de modo vergonzoso. Lo mismo cuando Cristina fue amenazada durante un viaje. ¿La investidura presidencial no ameritaba un pronunciamiento del conjunto de las fuerzas políticas? La oposición nada dijo porqué fue, de hecho, cómplice. Sus referentes políticos y votantes, sin duda, comparten el insultante apelativo de “yegua” proferido por la voz que oírse dejo en el helicóptero presidencial. La presencia de connotados procesistas y golpistas en las listas legislativas y elencos de funcionarios nos exime de argumentar más para demostrar la íntima ligazón existente entre gran parte de los conglomerados políticos enemigos del proyecto nacional y las fuerzas económicas, sociales y culturales más reaccionarias históricamente colocadas en la vereda de enfrente de la nación y de su pueblo. Las doctora Elisa Carrió declaró que "Se está destrozando la institucionalidad de la República Argentina y convocó para que la oposición logre "evitar un conflicto de poderes generalizado que sólo podría dañar aún más a la ya herida Argentina". "(En el diario oligárquico La Nación, versión digital del 9 de enero del 2010) En realidad, pedir que la oposición salve al país de un escenario (el conflicto de poderes) tal como fue buscado por las fuerzas de marras es como pedirles al Bambino Veira y al padre Grassi que custodien un jardín de infantes. Por otra parte, las instituciones democráticas están a salvo; aún en caso de lanzar una andanada Carrió con su coprodispersor luego de indigestarse con porotos. Es muy difícil diferenciar si la citada dirigente dispara por vía oral o anal. No hablemos del Pro cuyo concepto de calidad institucional significa transformar al ministerio de educación porteño en agencia de espionaje. De modo que las instituciones y su calidad le importan un bledo al aquelarre opositor. Su único interés es desgastar hasta voltear al gobierno popular. En ocasión de sobreseer el juez a cargo a matrimonio presidencial en la causa por enriquecimiento ilícito, la oposición vociferó la necesidad de hacerle juicio político. El análisis del expediente demandó más de un mes. Cuando la jueza María José Sarmiento le dio lugar a los dos amparos impulsados por la jauría opositora… en menos de 6 horas nadie salió a cuestionarla ni a amenazar con la destitución. La magistrada de marras está emparentada con represores de la dictadura. Otra “casualidad” que no es menor y van…

Por otra parte, la cacareada autonomía del Banco Central no es más que una imposición neocolonial. La Carta Orgánica del organismo fue pensada - y tal vez redactada- durante la orgía privatista de los ’90 por un conocido esbirro de la banca usuraria globalizada: Domingo Felipe Cavallo, dos veces ministro de economía, una vez presidente de la institución en crisis. Y nos limitamos a lo reciente. No queremos desarrollar lo referente a la fundación de la institución durante la (infame) década de los ’30.

De modo que salir a rasgarse las vestiduras por la mancillada independencia del B.C. no es más que apostar por un país cercenado en sus posibilidades económicas y sometido a presiones de los poderes globalizados. Una autoridad monetaria no puede estar por encima de los gobiernos electos democráticamente y su aptitud técnica debe estar puesta al servicio de un modelo de crecimiento con inclusión social. Embusteros sin remedio, como el Senador Gerardo Morales, salieron a decir que el gobierno desea manotear las reservas porque se queda sin caja y la función de la oposición es defender las citadas reservas, para proteger el nivel de vida de los trabajadores. Confundidos pensábamos que era un homónimo del legislador de marras el que se desempeñara como viceministro de desarrollo social durante el tristemente recordado bienio delaruista (radical). Pero no, es el mismo sujeto. De modo que cuando dice que no deben usarse las reservas, debe leerse que no deben ser utilizadas para otro cometido que la fuga del ahorro nacional en beneficio de los modernos piratas convertidos en usureros internacionales. De ser conectado a un detector de mentiras, Gerardo los rompería todos. La única posibilidad de que diga la verdad es que se halle soñando.

Otro campeón mundial del dislate es el diputado nacional de la Coalición Cínica Fernando Iglesias. Por la cadena nacional de medios privatizados al servicio de la infamia- únicos espacios donde puede hablar, ya que nadie le puede refutar su supina ignorancia- llegó a decir que la autonomía del B.C. no se discute en ningún lugar serio del mundo. El mundo para el chantapuffi Iglesias es la casa de Carrió porque muchos países, Brasil por ejemplo, no tienen entre sus estatutos la citada autonomía. Por no hablar de Corea, China o Japón. Y Estados Unidos, madre patria de gran parte de la oposición y país donde se acuñó la idea que estamos glosando, metiose la tan mentada autonomía del B.C. (llamado allí F.E.D) en el quinto forro de las esféricas cuando la crisis económica arreciaba. De modo que hemos demostrado cuales fueron las verdaderas intenciones de la oposición. Veamos algunas dificultades del proyecto nacional y porqué esta crisis es a la vez amenaza y oportunidad.



Lo que debe debatirse

y algunas limitaciones del gobierno



El gobierno nacional viene resistiendo la doble pinza de la crisis financiera global y el acoso de la derecha, de la cual las fuerzas políticas no son más que un pálido instrumento. La apuesta de los partidos mencionados por forzar una situación que se salga de madre obedece a que- en el marco de la creciente recuperación económica- las posibilidades del Kirchnerismo crecen hacia el 2011. De hecho ya lo marcan diversas encuestas: Néstor y Cristina vienen revirtiendo los bajos índices de aceptación a que habían llegado hacia mediados del año pasado golpeados por el despiadado fuego mediático. De modo que la opción de la oposición no se halla muy alejada de lo que ya decíamos hacia las elecciones del 2007: sus posibilidades de éxito electoral necesitan imperiosamente que crezca el infortunio popular, hasta hacerse lo más doloroso posible.

En tiempos de su máximo potencial político, entre el 2005 y el 2007, le faltó al gobierno la iniciativa para modificar el cepo legal ofrendado por el cavallismo, la carta orgánica del Banco Central. Un nuevo modelo productivo necesita también cambios legales e institucionales; entre ellos una autoridad monetaria capaz de estimular financieramente los desarrollos económicos y la inclusión social, más que resguardar la fría estabilidad monetaria. Hay que recordar que períodos de expansión del bienestar popular- las tres presidencias del general Juan Domingo Perón, la de Néstor Kirchner- fueron etapas inflacionarias. Y cuando predominó la estabilidad del peso, básicamente durante el menemato o el delaruato, se achicó el mercado interno, aumentó de modo exponencial la desocupación, creció la desintegración social y nacional, entre otras aberraciones. De modo que lo ideal es que la economía se desarrolle sin inflación. Pero si la opción es entre el cementerio recesivo de la estabilidad monetaria y el crecimiento que incluye mejoría del bienestar popular con inflación, la opción por la segunda alternativa es clara. Que muchos ciudadanos opten por la primera no es más que uno de los tantos triunfos culturales del neoliberalismo. Por cierto aquí tenemos una magnífica oportunidad para desplegar el debate ideológico cultural. Si lo hacemos logramos dos objetivos. Aportar a que el pueblo avance en conciencia y pegamos con cemento mucho más al conjunto de la oposición con el núcleo selecto del capital globalizado. Por otra parte, no se trata precisamente de un acierto del ejecutivo la presentación de la candidatura del no menos neoliberal que Redrado Mario Blejer, para suceder al Golden boy menemista en el B.C. La confrontación dura contra la derecha mediática y globalizada es más factible si los pueblos pueden avizorar cambios sustanciales modificaciones. Echar a Redrado para poner a Blejer es como sacarse a Hitler de encima optando por Pinochet. Lo cual implica una mirada acerca de las diferencias entre ambos economistas y no una opinión acerca de los valores democráticos de Blejer.

Por otra parte, es inocultable que el gobierno tiene en su máxima virtud, también la fuente de su debilidad. Se trata de su indomable voluntad política, que lo conduce a no doblegarse frente al poder real, ni aún en la derrota. Hasta ha logrado que no se verificase lo que parecía una ley histórica en el peronismo, donde es costumbre rodear de soledad al perdedor. Pero la contratara lo revela la condición de elite del Kirchnerismo, sin vasos comunicantes con gran parte de la sociedad. En efecto, se trata de un verdadero foco pacifista que interpela a los sectores populares como beneficiarios pasivos de los inocultables logros conseguidos o como simples votantes; pero nunca como sujetos activos en la transformación social y política. Siendo de tal modo las cosas, los sectores que podrían ser proclives al gobierno observan lo que ocurre con la crisis del Banco Central; “como malevaje extraño que mira sin comprender” por decirlo en palabras tangueras. Las fuerzas sociales hostiles al proyecto nacional lo analizan con el estrecho lente de su crispación originada en su tradicional gorilismo. Pero carecen de posibilidades de influir en las calles mediante cacerolazos. En efecto, en los countries las cacerolas solo hacen ruidos al cocinar y al estar atravesando nuestra sociedad la temporada estival la posibilidad de sumar manadas de gorilas en protestas callejeras disminuye sensiblemente.

La crisis desatada en el Banco Central no es un conflicto “sin necesidad” en el cual se embarcó el gobierno, como dicen los embusteros esbirros del grupo Clarín. El desempeño actoral de muchos de los protagonistas, por ejemplo la jueza Sarmiento, Redrado (que venía desde cierto tiempo saboteando la política económica ralentando la baja de las tasas de interés, entre otras iniciativas), Cobos, Morales, Sanz parece demostrar un tiempo previo de planificación y ensayos, incluyendo el guión previo aportado por el “gran diario argentino”. El sábado 9 de enero, la magistrada semejaba una buena estudiante de arte dramático, mientras denunciaba supuestas presiones del ejecutivo y recitaba la justificación de su impresentable conducta para los medios clarinezcos. Redrado se presentó el viernes como si fuera un partisano en lucha contra la ocupación nazi y Cobos- ataviado como es habitual con su mejor cara de yo no fui,- distribuyó un comunicado en el cual afirmaba que se encuentra política e ideológicamente hablando en las mismas posiciones que lo llevaron a integrar la formula presidencial. Entonces. ¿Por qué la traicionó y se halla tan a gusto en todo armado opositor? ¿Todos los protagonistas buscan los mismos fines en política o unos benefician al pueblo y otros lo perjudican? Detrás de la cháchara consensuística del vice- y del institucionalismo del conjunto de la oposición- se encuentra la intención de esmerilar al gobierno; en la expectativa de mínima. Y en su hipótesis de máxima provocar el cambio de la titularidad en el ejecutivo. De lograr este último objetivo no sólo se burlaría la voluntad popular. También se encontrarían con un B.C. con casi medio centenar de miles de millones de dólares en reservas para hacerlas desaparecer en PRO de la dependencia.



Algunas conclusiones



Las reflexiones desarrolladas han sido quizás demasiado extensas; pero no estarían completas de no subrayar los ejes decisivos en forma de conclusiones.

1) La crisis desatada en el Banco Central sólo es comprensible en el contexto del golpe desplegado por la derecha desde el 25 de marzo del 2008. Luego de las incontables “confesiones” del mismo negarlo sólo puede ser parte de la complicidad con las fuerzas reaccionarias.

2) Las autoridades monetarias deben estar subordinadas a gobernantes democráticos y a un proyecto económico industrializador y de inclusión social. Si se avanza en este debate, habremos aprovechado la oportunidad.

3) La lucha política debe desarrollarse en el marco de batallas ideológico-culturales como la influencia del neoliberalismo implícita en la autonomía del Banco Central. Para que el esfuerzo desplegado pudiera ser más eficiente es preciso no cambiar sólo figuritas. También es necesario que los cambios de funcionarios se realicen colocando figuras consustanciadas con el proyecto nacional y popular.

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